Subtitulado interlingüístico: cuestión de precisión y correspondencia lingüística

A la hora de traducir subtítulos, no se traduce sólo un texto, sino que tiene que haber una correspondencia también con la imagen y con el audio original. En otras palabras, los subtítulos tienen que durar tanto como el diálogo. Para facilitar la lectura, como máximo se puede ampliar su duración alrededor de medio segundo más, justo después de la frase.

Además, sobre todo si el espectador está familiarizado con el idioma del audio y con el de los subtítulos, tenemos que estar fieles al texto original. De hecho, si los subtítulos sirven de apoyo para entender mejor los diálogos originales, con mayor razón tienen que respetar esa fidelidad de manera rigurosa.

Un ejemplo es el caso del espectador que elige ver una película subtitulada, no doblada, para aprender el idioma en el que se rodó la película (en jerga lingüística, este nuevo idioma se llama L2, en contraposición con la L1, o sea la lengua materna). Este es un caso muy frecuente y por eso los subtítulos no pueden alejarse mucho de los diálogos originales.

A la luz de estas reflexiones, me topé con este clip en YouTube. Es una breve escena de la película “Now is good” con el audio original en inglés y los subtítulos en español. Es una pena que en estos últimos hayan unos errores. Veámoslos juntos.

El primer subtítulo (“Tessa.”) entra antes de lo que debería. Esto puede pasar cuando haya un cambio de plano, pero no es nuestro caso. Este defecto del subtítulo no pega con lo que ocurre en el vídeo y confunde al espectador. Por lo tanto, atención a la sincronización: los subtítulos tienen que coincidir con el habla.

Luego los protagonistas dicen:
– What’s the worst thing that can happen?
– It’ll hurt.
– It already hurts.

Para mayor claridad, aquí os dejo la traducción del diálogo:
– ¿Qué es lo peor que podría pasar?
– Eso va a doler.
– Si ya duele.

Los subtítulos correspondientes en español son:
– ¿Qué es lo peor que podría pasar?
– No lo sé.
– Estoy lista.

Como puede notarse fácilmente, los subtítulos no respetan lo que se dice en el diálogo original. Por supuesto, son coherentes con la pregunta inicial, pero lamentablemente no están fieles al diálogo y, como he explicado arriba, esto podría ser un problema y crear confusión al espectador. De hecho, la primera vez que vi el clip, yo también me quedé desconcertada: al conocer bien tanto el inglés como el español, esta falta de correspondencia lingüística me sacudió.

En conclusión, a la hora de subtitular, se debe tener en cuenta que los usuarios finales podrían conocer también el idioma original del audio. Así que, para terminar este artículo, quiero lanzar a todos los subtituladores el eslogan siguiente: ¡máxima fidelidad, rigurosa precisión!

Un neologismo como solución

– ¿Por qué los kakapos huelen a miel?

– Para poder encontrar compañeros.

– ¿Pero por qué la miel? ¿Quién…?

– ¡Ay, alguien huele muy bien!

– ¡Ya entiendo!

– Me encantan los positivos con cuatro patas.

En esta historieta de Guy Kopsombut no hay problemas con la traducción hasta la última línea. Ahí está la palabra inventada “pawsitive”, formada por “paw” (pata) y “positive” (positivo). Puesto que en español las dos palabras son muy distintas, no se podrían unir de la misma manera.

Para afrontar este punto muerto, podemos recurrir a la transposición literal, o sea a la adaptación directa de los factores responsables del efecto humorístico. En este ejemplo se mantiene la referencia a “positivo” y las patas se convierten en cuatro puesto que aluden al oso. Aquí se ve como el código visual tiene un papel fundamental en elegir la traducción.

Sin embargo, como se ve en la parte del diálogo marcada en negrita, dicha estrategia casi siempre requiere mucho más espacio. Este puede ser un problema porque el bocadillo que incluye la frase no es suficientemente grande.

El problema se hace aún mayor cuando se traducen los subtítulos, donde los límites espacio-temporales son muy estrictos. En otras palabras, en cada línea de un subtítulo hay un límite máximo de caracteres que respetar. Estos a su vez influyen en la velocidad de lectura, un valor que, si es demasiado alto, no facilita al espectador, quien corre el riesgo de que no le dé tiempo a leer todo el texto. Así pues, si traducimos literalmente palabras inglesas individuales, a menudo la versión española requiere el empleo de muchas más palabras. Por ejemplo “moonwalk” se traduce necesariamente con “paseo por la luna”. ¡También vosotros simples espectadores entendéis que una traducción tan larga puede ocupar demasiado espacio en una línea de un subtítulo!

Para terminar, volviendo a la historieta en cuestión, otra solución para traducir “pawsitive” podría ser la de crear un neologismo también en la versión española. Podríamos pensar en “Me encantan los patapositivos” … ¿qué os parece? La palabra inventada “patapositivos” podría ser un excelente equivalente para “pawsitive”.