Cómo enfrentar la polisemia en la traducción


– ¡Dios mío!… ¡Nos comerá!…
– ¡Shh!… ¡Calla!…

– ¡Nos comerá!…
– Calla…

– ¡Nos comerá!…
– Calla…

– ¡Nos comerá!…
– ¡Anda ya!…

Ya he hablado de polisemia en otras ocasiones (aquí, aquí y aquí), pero vuelvo a tocar el tema porque es un asunto espinoso en el mundo de la traducción.

En esta viñeta se presenta un claro ejemplo de polisemia, es decir, una palabra que puede tener varios significados. Casi siempre no existen equivalentes polisémicos en otros idiomas, por lo que se deben usar palabras diferentes. De esta manera, se pierde la idea original de usar la misma palabra, pero al menos se transmite el contenido del mensaje.

En el ejemplo ilustrado aquí, el imperativo griego σώπα generalmente se usa para hacer callar a alguien. Sin embargo, a veces se usa para responder de manera irónica y se puede traducir como “anda ya”, “qué va”, “ni de broma” y similares. El tiburón de la viñeta quiere decir “¿de verdad creéis que os voy a comer?”; pues esta frase se resume en la breve expresión “anda ya”.

Claro, como mencioné antes, uno se ve obligado a alterar la versión original porque en español no existe una polisemia correspondiente. Sin embargo, la traducción ayuda a mostrar la riqueza del idioma original: en este caso, queda claro que en griego existe una sola palabra con la que se puede jugar precisamente porque puede tener significados diferentes.

En conclusión, no todos los males vienen para mal. El objetivo principal de la traducción es transmitir el mensaje original de la manera más fiel posible. Después, al tener que anular la polisemia en la versión traducida, si tenemos el texto original para comparar, podemos deducir la diversidad de la lengua de partida.”

Nuevos retos y nuevas experiencias

Diez días después de que me propuse hacer voluntariado, ya me he puesto manos a la obra y casi no doy abasto.

En concreto, participo en dos programas de voluntariado. Uno es el Voluntariado para la Lengua (VxL), organizado por el Centro de Normalización Lingüística de Hospitalet. La verdad es que ya había participado como alumna y, una vez obtenido el nivel C2 de catalán, tenía claro que quería pasar al otro lado y ayudar a otras personas a practicar el idioma. Se trata simplemente de tener conversaciones, una a la semana. Así que decidí tener tres alumnos a la vez porque sé que hay muchas personas que solicitan hablar con un voluntario, pero voluntarios hay pocos. Por eso me gusta echar una mano y contribuir a la difusión del catalán. El ambiente es muy distendido y las conversaciones son informales y amenas.

El otro programa de voluntariado tiene que ver con la enseñanza de idiomas a personas con discapacidades físicas que viven en un centro de acogida en Mataró. En concreto, enseño catalán e italiano a un pequeño grupo de chicas, todas afectadas por parálisis cerebral, la misma patología que tengo yo. Como hay diferentes grados de gravedad de esta patología, he descubierto realidades muy diversas. Me he dado cuenta de que hay casos en los que la persona no puede ni hablar, ni escribir a mano o con el ordenador. Por eso, claro, la enseñanza se convierte en una tarea más complicada, ya que no es fácil encontrar actividades sencillas que estas personas puedan realizar. Aun así, considero este tipo de enseñanza un verdadero reto que quiero afrontar sin miedos ni inseguridades. La clave es ir despacio y repetir los mismos conceptos con frecuencia para que se fijen en la memoria de los alumnos. Además, son personas muy inteligentes y con ganas de aprender. De hecho, hay algunos estudiantes cuyas peticiones de explicaciones me son útiles y, a veces, me dan ideas para las siguientes clases.

En conclusión, creo que los programas de voluntariado pueden aportar muchos valores y experiencias humanas. Aunque no sea un trabajo remunerado, pienso que cualquier voluntariado puede hacerte sentir útil. Ver la satisfacción de las personas que reciben lo que les ofreces no tiene precio, sino un valor incalculable por tu implicación. Por lo tanto, en el tiempo que pueda reservar, continuaré con estas experiencias que sin duda enriquecen tanto a nivel profesional como personal.

Cuestión de órdenes

Esta viñeta de Kevin Kallaugher ilustra la reciente decisión de la ONU de cesar el fuego en Gaza.

En inglés, “ceasefire” significa literalmente “cesar el fuego”. Sin embargo, en la viñeta uno grita “cesen” y el otro “fuego”; por lo tanto, en español, el chiste no funcionaría por dos razones: en primer lugar, desaparece el artículo “el” de la frase citada anteriormente; en segundo lugar, “cesen” como orden no existe, se podría decir más bien “deténganse”, “alto”, “alto ahí” o, en última instancia, “paren”. Sin embargo, la segunda orden también se utiliza en español cuando se decide disparar o lanzar una bomba (“fuego”).

Por lo tanto, el problema estaría en la primera nube de la viñeta. Sin embargo, una solución podría ser “finalicen”, de manera que se creen dos palabras que comiencen con /f/. Esta repetición da lugar a un caso de aliteración, que podría contribuir a conectar las declaraciones de los dos hombres.

¿Se te ocurre alguna otra solución para traducir esta viñeta? ¡Escríbela en los comentarios!

Poesía sobre el catalán, mi quinto idioma

Quina llengua més maca!

El català,
l’has d’estudiar,
és clar.
Quan t’esforcis,
fins i tot mentre esmorzes,
no et desanimis
ni perdis les forces.
Perquè, com més l’estudiaràs,
més te n’adonaràs
de les coses que aprendràs.
És una llengua atractiva,
i, si prens la iniciativa,
ajudaràs que sigui més col·lectiva.
Posa’t mans a l’obra,
i si se’t desperten les ganes de sobra,
ves-te’n a celebrar-ho que després el cambrer et cobra!

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Subtítulos: la importancia de conocer un oficio a menudo subestimado

Hoy quiero presentaros la tarea del subtitulado, un sector en el que me he especializado y en el que ya llevo cuatro años trabajando.

Entonces, el subtitulado es una verdadera profesión, me atrevería incluso a decir que es un arte. Aunque parezca fácil, no es para nada sencillo. Es un proceso tras el cual se esconden un conjunto de reglas y de técnicas que sirven para hacer el disfrute de un producto audiovisual lo más agradable posible.

De hecho, los mejores subtítulos son invisibles, se leen sin ser notados puesto que son parte integral de lo que pasa en el vídeo. Esta es una declaración mencionada a menudo en diferentes estudios de investigación sobre la Traducción Audiovisual, en cuestionarios dirigidos a los espectadores. Son precisamente estos últimos los que deben leer los subtítulos al ver una película o un documental, lo que puede ser agotador. Sin embargo, si están bien hechos, los subtítulos no dañan para nada el disfrute, es más, lo mejoran ayudando a los espectadores a entender mejor el contenido del vídeo.

Pero ¿cómo son los subtítulos bien hechos?

En primer lugar, los subtítulos están divididos en intralingüísticos e interlingüísticos. Los primeros están escritos en el mismo idioma que los diálogos, mientras que los segundos en un idioma diferente. Luego está la categorización de los subtítulos para sordos (SpS), en los que están incluidos todos los efectos sonoros y la identificación de quien habla (sobre todo si el que habla no se ve en la pantalla), y los subtítulos como apoyo para aprender un idioma extranjero. De todas formas, en caso de que los subtítulos deban ser traducidos, cada vez más a menudo las empresas ponen a disposición de los subtituladores una parrilla, o sea un archivo ya sincronizado y dividido en subtítulos. Normalmente el texto está en inglés y los subtituladores sólo tienen que traducirlo, sin cambiar los tiempos de entrada y los tiempos de salida de los subtítulos, ni tampoco unir o dividir estos últimos. Esto sirve para tener un producto final igual en todos los países en los que es exportado. Al hablar de parrillas, el debate se vuelve acalorado. Si a primera vista parece que este método facilite la tarea de los subtituladores, en realidad la complica: hay idiomas cuyas palabras son más largas que las inglesas, así que no cabe todo el texto traducido. Los subtituladores, no pudiendo cambiar los tiempos y el número de los subtítulos, se reducen a meros traductores y no pueden aplicar sus habilidades técnicas. Por lo tanto, el contenido de los subtítulos se reduce aún más o los subtítulos resultan segmentados incorrectamente (sobre la segmentación, véase más adelante). En cualquier caso, parece que los subtítulos estén mal hechos o que en su interior falte alguna información percibida por los diálogos.

Además de esta categorización, hay unas pautas concretas que respetar, creadas por las empresas que dan los vídeos a subtitular a unos profesionales. Estas normas tienen que ver con los caracteres por línea, la duración mínima y la duración máxima de los subtítulos (generalmente hablamos de 1 a 6-7 segundos), la velocidad de lectura, las abreviaturas y demás. De todas maneras, cabe decir que casi siempre los caracteres por línea van de 37 a 42 puesto que el ojo humano no podría seguir la lectura con muchos más caracteres (tal como lo han demostrado varios estudios a través del eye tracking, un proceso que monitorea los movimientos oculares).

Hechas estas premisas, el subtitulador debe tener en cuenta varias estrategias para respetar las normas y garantizar la máxima legibilidad de los subtítulos. La más importante de estas estrategias es la condensación, o sea escribir de manera concisa el mensaje original. Esto conlleva la reformulación de la frase, pero también la eliminación de redundancias y otros elementos no importantes a efectos del guion. Además de la condensación, es necesario aplicar una buena segmentación. Esto significa que en casos de subtítulos con dos líneas no se debe separar el sustantivo del adjetivo, el verbo del auxiliar, el sujeto del verbo y demás. Asimismo, siempre que sea posible, la segunda línea tiene que ser más larga que la primera para una mayor receptividad por parte del espectador (esto también ha sido demostrado gracias al eye tracking).

Ejemplo:

INCORRECTO ✖️

Hoy comí un buen
bocadillo de almuerzo.

CORRECTO ✔️

Hoy comí
un buen bocadillo de almuerzo.

En resumidas cuentas, cada subtítulo, sea con una o dos líneas, debe formar una unidad de sentido, es decir, debe tener un sentido completo. Así que los espectadores reciben el mensaje de manera directa e inmediata, ya que además no pueden volver atrás y recuperar alguna información. Este es un aspecto muy importante de la Traducción Audiovisual: un vídeo no es como un libro en el que se puede fácilmente volver atrás y volver a leer algo, en el vídeo hay mucho movimiento, todo ocurre rápidamente y por lo tanto el texto escrito en los subtítulos tiene que ser lo más claro posible.

Acabo de exponeros algunas de las cosas que se deben tener en cuenta a la hora de subtitular. ¿Os parecen muchas? Aun así debéis saber que los subtituladores no sólo tienen que adaptarse cada vez a las normas del cliente y aplicar estrategias diferentes, sino que casi siempre tienen muy poco tiempo para llevar a cabo su trabajo y además son remunerados miserablemente. Sobre todo a causa de la falta de tiempo y de la presión a la que están sometidos, a menudo no entregan un trabajo perfecto, siempre hay alguna imperfección que se les puede escapar. Por eso en teoría está el revisor que controla y corrige el trabajo del subtitulador. Escribí “en teoría” porque no siempre las empresas contratan a este profesional, a fin de ahorrar tiempo y dinero. Así que prefieren echar ellas mismas un vistazo rápido al trabajo final. Sin embargo, se trata solo de un formalismo, sobre todo porque se avecina la entrega o la emisión del producto. Como resultado, desafortunadamente, los espectadores acaban por disfrutar de los subtítulos que, en condiciones más favorables para todos, hubieran podido ser de mejor calidad. Sin esa prisa perenne y excesiva, estoy segura de que se verían por todas partes más subtítulos bien hechos.

Así que la próxima vez que veáis un programa subtitulado, pensad en cuánto trabajo infravalorado hay detrás de esos subtítulos…

La polisemia de las palabras: un problema potencial para la traducción

En cada idioma hay palabras polisémicas, o sea palabras que tienen significados distintos. Cada uno de estos significados son determinados por el contexto. Por ejemplo, en las frases “Ayer ganamos la Copa de Europa.” y “La invité a tomar una copa.” la palabra “copa” asume en cada caso unos significados totalmente distintos. A la hora de traducir en otro idioma, casi siempre no hay un equivalente polisémico, sino una palabra para la copa de fútbol y otra palabra para la copa que se bebe.

Hasta aquí todo parece bastante sencillo. Sin embargo, cuando entre en juego el código visual, las cosas se complican. Como ya he explicado en otros artículos míos, el código visual, que esté en una imagen o en un vídeo, crea un vínculo con las palabras tal que el traductor no puede tener muchas opciones. Veamos como ejemplo la siguiente historieta de Mark Tatulli.

La traducción de la nota que surge automáticamente sería: “Lio, por favor saca la basura. Papá”. Pero no es la traducción más adecuada porque luego vemos a Lio que apaga el fuego de la basura en llamas y no entendemos el porqué. ¿Y si os revelara que el verbo “to put out” significa también “apagar el fuego”? Entonces se explica la ilustración final: el niño entiende que tiene que apagar un fuego, así que quema la basura y luego intenta apagar las llamas. Por lo tanto al pequeño Lio se le ocurre sólo uno de los dos significados de ese verbo.

Entonces, ¿cómo podemos traducir de manera adecuada la nota del papá? Desde luego en casos como este el traductor tiene que dar con una solución, debiendo necesariamente alejarse por lo menos un poco del original. Yo propongo la siguiente traducción: “Lio, por favor deshazte de la basura. Papá”. Aquí el verbo “deshacerse” implica el sacar la basura, pero también y sobre todo el hecho de eliminarla, de hacer que desaparezca. De esta forma se explica el consiguiente comportamiento del niño: él quema la basura para deshacerse de ella. ¿Qué os parece esta solución? ¿Os ocurre una mejor? ¡Escribidla en los comentarios!

Cuando se juega con el doble significado de las palabras, el trabajo del traductor se vuelve más complicado

¡Oye, cariño!
¡Me encanta la nueva tostadora!


Aquí estoy con una nueva historieta, esta vez del autor americano Dave Blazek. Sí, que ya lo sé, estoy obsesionada con las historietas ?, pero también es verdad que aunque parezcan simples, a la hora de traducirlas nos enfrentamos a un reto no indiferente.

Como dije en otra ocasión, el vínculo con la imagen puede obstaculizar la traducción. Así pues, en este caso, los lectores que no dominan el inglés no entienden por qué están esas dos copas de aperitivo. “Toaster” es la tostadora y el verbo “to toast” significa “tostar”, pero también “brindar”, “hacer un brindis”. Así que el autor ha jugado con el doble significado del verbo dibujando esas dos copitas.

Desafortunadamente en español este verbo no tiene la acepción del brindis, por lo tanto la broma no puede funcionar. Se podría añadir una nota para ilustrar el segundo significado del verbo, pero si queremos un efecto inmediato de la broma, sobre todo si se trata de subtítulos, cuando la imagen en el vídeo está en movimiento y hay unos límites espacio-temporales, entonces tenemos un problema.

Concluyo con una posible traducción que incluye ambos significados del verbo: ¡Oye, cariño! ¡Ven a brindar por la nueva tostadora, me encanta!”. De esta manera se explica la presencia de las copas y la razón del brindis.

Cuando hay diferencias entre las festividades de varios países…

Aquí tenéis otra historieta del autor griego Arkàs. Pero esta vez la traducción es prácticamente imposible puesto que ciertas festividades, aunque son similares, no tienen el mismo nombre en todos los idiomas.

Vamos a empezar a traducir, por lo menos literalmente, para comprender mejor los obstáculos a los que nos enfrentamos…

“Buenos días.”

Febrero dice al Lunes (Arkàs ha creado toda una serie de historietas con protagonistas los meses y los días):

“¿Todavía estás aquí tú? ¡Tendrías que haberte ido al trabajo ya!”

Aquí cabe señalar que en español los días son sustantivos masculinos, mientras que en griego son femeninos y por eso Arkàs los dibuja en forma de chicas. De todos modos, se podría considerar el lunes como una jornada laboral, manteniendo así la referencia femenina.

Seguimos…

El Lunes contesta: “Pero ¿no tengo que lavarme?”.

Y Febrero responde: “¡No hace falta!… ¡El lunes limpio es en marzo!”.

¿Confundidos? Es normal, tranquilos. Aquí es donde entra en juego la festividad que indica el inicio de la Cuaresma, que en griego es Καθαρή Δευτέρα (/katharì deftèra/, literalmente “lunes limpio”). Esta festividad tiene alguna afinidad con el español Miércoles de Ceniza, con el italiano Mercoledì delle Ceneri y con el inglés Ash Wednesday. Sin embargo, Καθαρή Δευτέρα es característica sólo del mundo ortodoxo y es una verdadera fiesta. De hecho, mientras que en todo el mundo católico y en el protestante el primer día de Cuaresma es un día de penitencia, en Grecia es una fiesta que va más allá del significado religioso: se lanzan cometas y se disfruta de una comida rica en especialidades culinarias, sobre todo en moluscos y crustáceos.

Pues, teniendo en cuenta la traducción literal, en la historieta el Lunes tiene que estar limpio y en orden antes de ir al trabajo. Pero no hay una traducción válida sobre todo porque en otros idiomas no hay una acepción de limpieza, así que la broma no se sostiene. Además, por si fuera poco, las fechas de la Cuaresma, y por lo tanto de la Pascua, a menudo no corresponden porque son calculadas de manera diferente (aunque normalmente coinciden cada cuatro años). Asi que, también por esta diferencia de calendario, la historieta está fuera de lugar.

En conclusión, cuando un traductor se topa con una dificultad similar, sólo le queda salpicar la traducción de notas y referencias, o puede volcar el texto, cancelando cada referencia a la festividad. De esta manera puede dar rienda suelta a la imaginación e inventarse de nuevo el diálogo. Os dejo elegir a vosotros una posible traducción.

Subtitulado interlingüístico: cuestión de precisión y correspondencia lingüística

A la hora de traducir subtítulos, no se traduce sólo un texto, sino que tiene que haber una correspondencia también con la imagen y con el audio original. En otras palabras, los subtítulos tienen que durar tanto como el diálogo. Para facilitar la lectura, como máximo se puede ampliar su duración alrededor de medio segundo más, justo después de la frase.

Además, sobre todo si el espectador está familiarizado con el idioma del audio y con el de los subtítulos, tenemos que estar fieles al texto original. De hecho, si los subtítulos sirven de apoyo para entender mejor los diálogos originales, con mayor razón tienen que respetar esa fidelidad de manera rigurosa.

Un ejemplo es el caso del espectador que elige ver una película subtitulada, no doblada, para aprender el idioma en el que se rodó la película (en jerga lingüística, este nuevo idioma se llama L2, en contraposición con la L1, o sea la lengua materna). Este es un caso muy frecuente y por eso los subtítulos no pueden alejarse mucho de los diálogos originales.

A la luz de estas reflexiones, me topé con este clip en YouTube. Es una breve escena de la película “Now is good” con el audio original en inglés y los subtítulos en español. Es una pena que en estos últimos hayan unos errores. Veámoslos juntos.

El primer subtítulo (“Tessa.”) entra antes de lo que debería. Esto puede pasar cuando haya un cambio de plano, pero no es nuestro caso. Este defecto del subtítulo no pega con lo que ocurre en el vídeo y confunde al espectador. Por lo tanto, atención a la sincronización: los subtítulos tienen que coincidir con el habla.

Luego los protagonistas dicen:
– What’s the worst thing that can happen?
– It’ll hurt.
– It already hurts.

Para mayor claridad, aquí os dejo la traducción del diálogo:
– ¿Qué es lo peor que podría pasar?
– Eso va a doler.
– Si ya duele.

Los subtítulos correspondientes en español son:
– ¿Qué es lo peor que podría pasar?
– No lo sé.
– Estoy lista.

Como puede notarse fácilmente, los subtítulos no respetan lo que se dice en el diálogo original. Por supuesto, son coherentes con la pregunta inicial, pero lamentablemente no están fieles al diálogo y, como he explicado arriba, esto podría ser un problema y crear confusión al espectador. De hecho, la primera vez que vi el clip, yo también me quedé desconcertada: al conocer bien tanto el inglés como el español, esta falta de correspondencia lingüística me sacudió.

En conclusión, a la hora de subtitular, se debe tener en cuenta que los usuarios finales podrían conocer también el idioma original del audio. Así que, para terminar este artículo, quiero lanzar a todos los subtituladores el eslogan siguiente: ¡máxima fidelidad, rigurosa precisión!

Una palabra, más significados

– Mi vida es un infierno.
Nunca cambia nada.

– Bueno, antaño
este melocotonero
estaba en un hoyo.

– ¿Lo estaba?

– ¡Sì! Necesitó sólo un poco
de tiempo para crecer.

Esta historieta de Guy Kopsombut ofrece un tema de reflexión interesante. Cuando en la lengua de partida hay una palabra con un doble significado, es muy difícil que haya en otro idioma también una palabra con el mismo doble significado.

En el caso específico, el significado principal de la palabra “pit” es “bache” o “hoyo”. Sin embargo, esta palabra se utiliza también en la expresión coloquial “it’s the pits”, que se traduce con “es un infierno” puesto que alude a una situación desagradable o incluso intolerable. De hecho, estos son los trasladantes que elegí. Pero es una lástima que en la lengua de llegada se pierda la derivación de los significados de la misma palabra. Por consiguiente, en la versión traducida falta aquel enlace semántico en el diálogo gracias al uso de la misma palabra. Por lo tanto, en casos como este el traductor está obligado a transmitir los significados originales, aunque no logra demostrar que es la misma parola que sirve como enlace con el sentido de toda la historieta.